Pesca en el Valle de Calamuchita

Por Pablo Mazzucchi.

(Club San Huberto)

     En un marco ensoñador, buena pesca y vacaciones, en donde mosqueros y familia pueden pasar inolvidables momentos compartidos.

     Pleno enero y al fin llegan las vacaciones, como años anteriores enfilé para Córdoba, más precisamente para la Ciudad de Santa Rosa de Calamuchita, como todos los años las sierras nos dan la bienvenida y los árboles mecen sus ramas cargados de un eterno saludo. Este año en particular Córdoba estaba desbordada de gente, todas las ciudades con su capacidad hotelera entre un 90% y 100% y un clima especialmente caluroso. Los turistas encantados; pero los mosqueros preocupados, si bien es cierto que las autoridades cordobesas realizan un excelente desempeño en tanto a la siembra y el cuidado de los cursos, también es cierto que los tramos "accesibles" están muy caminados y con temperaturas de 22º y 23º grados en el agua la pesca se vuelve muy complicada. Para evitar largas horas de caminata infructuosa, pasear moscas inútilmente por causes vacíos me dirigí hacia Villa General Belgrano en donde encontré la horma de mi zapato, en una pequeña peluquería un pelu-mosquero me dio la bienvenida.

     Un señor que se dio a llamar Alejandro compartió conmigo todas las novedades relevantes referidas a la mosca: que por aquí se sabe pescar muy bien, que en ese río ya no se pesca como antes y entre dato y dato lo que me quedo en claro, por experiencia, y sumado a los datos locales, es que con tales calores la pesca en los ríos y arroyos seria casi imposible. Igualmente en forma desinteresada me brindaron mapas muy detallados, realizados por el mismo Alejandro, de cómo llegar a los distintos pesqueros en donde la pesca sería por lo menos, prometedora, y en donde pudiera pescar tranquilo y comer un buen asado vacuno. Pero a cabeza dura no me gana nadie y no contento con la infinidad de datos que me había brindado, seguí charlando sobre la posibilidad de realizar una salida guiada, y allí es donde mis oídos escucharon portes y cantidades que realmente me sobresaltaron. Los servicios que se me ofrecían eran dignos del primer mundo: traslado puerta a puerta con modernos vehículos doble tracción, almuerzo en una confortable cabaña y sobre todo muy buena pesca.

     Así es como di con tan hermoso lugar, La Estancia Las Truchas (que otro nombre podía tener), en donde el Señor Marcelo me recibió con los brazos abiertos, brindándome mucho más de los servicios acordados, realmente una atención 5 estrellas.

     Pasemos a la pesca que es lo que me compete. Apenas llegué me fue presentado quien me oficiaría de guía el gran Walter, muchacho muy atento, cordial, y buen mosquero. Él me acompañó a sol y sombra siempre atento a todo lo que hiciera falta. Se me llevó a conocer el pesquero, un embalse en donde la profundidad permite que las truchas sigan activas, pero lo más lindo fue el poder ver a un grupo muy numeroso de truchas en las zonas bajas, un poco aletargadas, pero hermosas y de tamaños notables para Córdoba. Ante lo visto como hacer para no correr al vehículo armar la caña y comenzar la pesca. Armé y con sigilo comencé con los lances, tuve por lo menos tres piques, pero todos muy sutiles, tomaban la mosca pero ante la menor resistencia abrían la boca y dejaban ir el engaño; mi ansiedad y el año sin training me estaban haciendo poner impaciente. Pero como no era la primera vez que me pasaba lo tome con toda tranquilidad. Walter me aconsejo ir hacia las truchas vistas, pero me deje guiar por el dicho "truchas vistas, truchas difíciles", y muy apartado de ellas comencé a realizar tiros largos e imposibles a través de los árboles, él mientras tanto se acercó a la costa y sentado haciendo un simple roll-cast comenzó a pescar, sacó dos en cinco minutos y yo por mi parte, no menos de medio kilo de leña entre enredos y enredos en las copas de los árboles. A medida que entraba en calor y comenzaba a utilizar la cabeza nuevamente, los piques se fueron dando, primero una, luego otra y así poco a poco y pique a pique fui disfrutando de lo que me brindaban esas magnificas truchas a las que solo podía tentar con mucha paciencia y una mosca presentada con total perfección. Una vez que saque algunas lindas del agua, antes que el calor comenzara realmente a apretar, fuimos a realizar unos lances al arroyo y al río; allí el éxito fue un poco más esquivo, pero los paisajes bien valieron la caminata.

     Se hizo mediodía y el obligatorio asado me esperaba, buen almuerzo y mejor compañía amenizaban la jornada.

     Por la tarde de vuelta en el embalse, una tormenta comenzó a ponernos en vilo, parecía que iba a ser eléctrica y con un pararrayos en la mano no se podría seguir con la pesca. Pero Dios aprieta pero no ahorca, solo cayeron algunas gotas, y la tormenta pasó de largo para descargar su furia en otros lares. La lluvia reactivó a las truchas, a tal punto que era un tiro una trucha, así cinco al hilo y todas por encima del kilo y bien peleadoras. Hasta me di el lujo de tomar mate pescando ya que tenía a mi fiel compañera Paula conmigo y ella disfrutaba de la buena pesca a la par mía. Y entre mate y mate le cedí caña y como una experta obtuvo su primer trucha, la que tras una entretenida pelea posó para la foto antes de ser devuelta al agua.

     Realmente lo que se da en ésta estancia, es la conjunción perfecta, buena pesca, tanto para los experimentados como para los novatos, todas las variantes: embalse, arroyo y río, todas las comodidades que brindan las instalaciones y un mejor servicio. Guías que no solo te acompañan, sino que en caso de ser necesario brindan equipo completo y ofician de instructores de lanzamiento perfectamente capacitados para ello. Considero amigo mosquero más no se puede pedir, puede pescar con garantía de éxito y disfrutarlo con toda la familia, todo un lujo.

Datos Utiles: Estancia las truchas: Sr. Marcelo (03546)461432 ó 03546-15-650504 - Sr. Alejandro (03546)462305 ó 03547-15-594306 -