Woolly Buggers

Por Julio Gilardi

(Boletín Mosquero, Primavera de 1994 - AAPM)

Conocida por todos, adorada por muchos y despreciada por algunos, la mosca más usada en nuestro país permite variantes de forma, materiales y color que valen la pena probar.

     Que la Woolly Bugger es una de las moscas más exitosas en nuestro país es algo que no puede ponerse en duda. Pero ¿a qué se debe tamaña eficacia?. Para responder debemos en principio recordar que es posible clasificar las moscas en dos grandes categorías: imitadoras e impresionistas. Las primeras, en su mayoría moscas secas y ninfas, pretenden imitar a algo en particular: un estadío (larva, pupa, ninfa, adulto eclosionando o desovando, etcétera) de un determinado insecto (mayfly, caddisfly, stonefly, dragonfly, etcétera), de un crustáceo (camarón, pancora) y, menos frecuentemente, de otros organismos como sanguijuelas ("leeches") y peces ("minows"). En teoría, el uso de estas moscas debería limitarse a aquellos lugares en que existen los organismos que intentan simular. Y decimos en teoría porque en la práctica entran en acción otros factores, de los cuales sin duda el más importante es la presentación: si por ejemplo, pescamos una ninfa como si fuera un streamer y obtenemos buen resultado, no podemos afirmar que la ninfa, como tal, es efectiva; en este caso su condición de imitadora carece de sentido. Lo mismo ocurre cuando recuperamos una mosca patinando río arriba, arañando el agua a gran velocidad, cosa que ningún insecto hace (ni siquiera las daddis); y si la mosca pesca en estas condiciones es porque ha sido tomada por la irritación, molestia o curiosidad que produjo en la trucha, no por haber desatado su instinto alimentario, ergo no porque haya imitado a un insecto.

     Quiero significar con esto que cuando una mosca imitadora se emplea mal pierde su condición de tal para transformarse en una mosca impresionista o atractora. Estas, morfológicamente no imitan a nada en especial, simplemente tienen elementos que producen la sensación de algo vivo, es decir que sugieren vida, y depende fundamentalmente de cómo se las pesque la razón por la cual la toman.

     El "atractor" más usado en Argentina es el Woolly Bugger, que, según como se pesque, y en menor medida de como esté atado, puede ser tomado por pancora, pescadito, ninfa de damselfly, algunas ninfas de mayflies nadadoras grandes, sanguijuelas, etcétera. Y esta es la causa de su enorme eficacia, ya que es una mosca que permite muchas formas de pesca (y, hay que decirlo, permite también muchos errores de técnica) y casi siempre resulta efectiva.

     De la mosca tradicional, con cola de marabú y cuerpo de chenille con un hackle enrollado sobre éste, han surgido muchas variantes; de ellas describiré las que, a mi entender, resultan más eficaces, pero antes analizaremos algunos aspectos constructivos que permiten lograr moscas más atractivas y duraderas.

     Anzuelos:

     Cuanto más grande es un anzuelo (más grueso su alambre) mayor atención debemos prestar a la calidad de su punta. En este sentido, es indudable que los anzuelos japoneses Tiemco y Daiichi y los ingleses Partridge, son superiores a los Mustad. No obstante, estos pueden usarse, en especial los Acupoint, y en el caso de los estándar es aconsejable afilarlos bien.

     Series recomendadas:

     Cola:

     El Woolly Bugger es fundamentalmente una mosca para aguas lentas, por tanto precisa de una cola blanda, con mucha movilidad, característica aportada a la perfección por el marabú. Por dos razones conviene emplear la punta de la pluma en vez de sus costados: la primera es que estos, al no estar sujetos al raquis de la pluma, son bastantes frágiles, por lo que la mosca durará menos; la segunda es de orden estético: se obtiene un producto más agradable al usar solamente la punta. Importa mucho el largo de la cola: para evitar que mordisqueen ésta y no lleguen al anzuelo ("rising short"), la cola debe tener un largo no mayor al del cuerpo. Puede ser algo más en las moscas pequeñas. Cuando se adicionan materiales reflectantes al marabú, como Krystal Flash o Flashabou, no hay que excederse en su cantidad ya que le restan  movilidad a la cola. Conviene disponer no más de diez fibras de estos sintéticos, cinco de cada lado o colocar el mechón en el centro y el marabú por afuera.

     Cuerpo:

     Si bien el modelo original lleva chenille común, a fin de aumentar la duración de la mosca conviene reemplazarlo por vernille, que es un chenille de felpilla más compacta y firme, por lo que no se pela tan facilmente con las sucesivas tomadas. La marca más conocida es el "Ultra Chenille". Una alternativa interesante son los cuerpos de dubbing: para ello hay que emplear un material brillante, traslúcido y de fibras más o menos gruesas. Por la riqueza de colores disponibles, aconsejo especialmente el "SLF", fabricado en Inglaterra por Partridge. Este, u otro dubbing similar, se puede aplicar con la técnica convencional o, cuando se desea un cuerpo más voluminoso, con el sistema del lazo. Terminada la mosca le haremos el "teasing": con la ayuda de un pedacito de Velcro levantaremos las fibras del cuerpo hasta que queden mezcladas con las fibras del hackle, logrando así una mosca muy atractiva. Si se desea lastrar, hay que colocar el hilo de plomo adelante, enrollándolo en el tercio anterior del anzuelo. De esta forma la mosca navegará mejor y la cola tendrá mayor movilidad.

     Hackle:

     Por lo delgado de su raquis resultan ideales las plumas del lomo del gallo (saddle hackles). Conviene emplear, para una óptima movilidad en aguas lentas, plumas de fibras blandas y bastante webby (con mucho web: microfibrillas que mantienen unidas las fibras entre sí; como absorben agua por capilaridad, facilitan el hundimiento). Tradicionalmente, estos hackles en palmer (oruga) se atan por la punta, sujetando la pluma, con la cara brillante (convexa) hacia adelante, en el extremo posterior del anzuelo. Luego de hacer el cuerpo la pluma se enrolla hasta completar el hackle. Sin embargo, con el objeto de obtener una mosca prácticamente indestructible se recomienda el atado revertido, que a continuación se describe.

     Atado revertido de Hackles en Palmer: Una vez terminada la cola de la mosca, atar el chenille y junto a este un alambre fino de cobre, tinsel oval fino o hilo Monocord 3/0. Llevar el hilo adelante, hacer el cuerpo y, luego de cortar el sobrante de chenille, atar el hackle por la base de la pluma de modo que su cara brillante quede para adelante. A continuación se debe enrollar la pluma hacia atrás, separando convenientemente las vueltas de la misma, hasta llegar a la base de la cola; en este punto hay que fijar la punta del hackle con el alambre y, a modo de listado (ribbing), enrollarlo hasta llegar a la cabeza de la mosca, donde se lo asegurará con el hilo. Cortar lo que sobra del alambre y terminar la cabeza de la manera habitual. Se logra así una mosca muy duradera, ya que aunque se corte el raquis de la pluma (luego de pescar varias truchas) no se desarmará. Un resultado similar al descrito puede obtenerse si se hace un contra-ribbing; es decir, si se anilla el cuerpo y el hackle con un alambre en sentido contrario al que se dispuso la pluma. Pero es más fácil el atado revertido, y además estéticamente queda mejor.

     Colores:

     El llamado "Woolly Bugger tradicional", quizás el más usado, lleva cola negra, cuerpo oliva y hackle grizzly. Esta combinación ha probado ser eficaz en la mayoría de los ambientes. Resultan efectivos también: todo negro, todo marrón y todo oliva; muy buena la última opción para pescar pozones "verdes", esos que tienen muchas algas y camas de plantas acuáticas: hábitat preferido por las ninfas de damselflies. Para imitar mejor éstas hay que atar Woolly Buggers pequeños, del 10 al 14 es ideal, y conviene agregarle "Lead eyes" cromados. Además de estos colores, digamos "naturales" ya que se parecen a los de los organismos que encontramos en los lugares que pescamos, hay momentos y zonas en que funcionan bien otros, como el "verde eléctrico" (en el Río Pescado, Chile), el rojo con negro o amarillo (en el mismo lugar), el naranja en el Río Futaleufú, etcétera.

Variantes de la mosca original.

     Krystal Bugger:

     Se ata en anzuelos del 2 al 6, no menores porque el Krystal Chenille es algo grueso.

     Cola: marabú y Krystal Flash (no más de diez fibras).

     Cuerpo: Krystal Chenille.

     Hackle: de lomo, con las puntas hacia atrás.

     Colores recomendados: todo oliva, todo negro, cola negra con cuerpo oliva. Hackle grizzly, oliva o negro.

     Flash a Bugger:

     Este lleva Krystal Flash o Flashabou en la cola y a los costados del cuerpo. La mejor forma de atar esta mosca es, indudablemente, el atado  revertido: hacemos la cola de marabú y, justo en su base, aseguramos el alambre de cobre y el chenille; enrollamos éste, lo atamos y cortamos lo que sobra. A continuación aseguramos, a cada lado de la cabeza de la mosca, dos mechones de Krystal Flash o Flashabou (cinco fibras de cada lado), los sujetamos con las manos a los costados del cuerpo y los fijamos atrás con una vuelta del alambre. Atamos la pluma por su base, con la cara brillante hacia adelante, y la enrollamos hacia atrás; terminado el hackle lo afirmamos con el alambre pasando éste hacia adelante, de manera de ir fijando las vueltas de la pluma y del material reflectante a la vez. Aseguramos el alambre y terminamos la cabeza. Sólo resta cortar las fibras del Krystal Flash o Flashabou que acompañan al marabú en la cola al mismo largo que esta. En cuanto a los colores a emplear, son los mismos que para el Woolly Bugger tradicional y sus variantes; el color del Krystal Flash o Flashabou más usado es el perlado.

     Tromen Woolly Bugger:

     Este es un "atractor" muy especial concebido sobre la base del Woolly Bugger estándar. Si bien es muy efectivo en el lago homónimo, puede empleárselo con éxito en prácticamente todos los ambientes de aguas lentas. En Tromen se usa en tamaños muy grandes: 2, 1/0 y hasta en tube flies (moscas atadas sobre un tubo plástico o metálico; para su uso se les enhebra el tippet y en su extremo se ata el anzuelo simple o doble).

     Cola: marabú oliva oscuro o negro, con Krystal Flash perlado.

     Cuerpo: se lastra el tercio anterior del anzuelo. Lleva chenille oliva oscuro o negro hasta cubrir los tres cuartos posteriores del cuerpo; el cuarto anterior se ocupa con dos hackles de lomo color naranja, enrollados formando un collar muy tupido (de estas plumas se usa sólo la parte más web y fluff  (la base de la pluma, de textura algodonosa).

     Hackle: se dispone sólo sobre el chenille (tres cuartos posteriores) y es de color oliva o negro, de fibras largas y blandas. Conviene asegurarlo mediante el atado revertido.

     Bead Head Woolly Bugger:

     Es un Woolly Bugger al que previamente a su atado se coloca una bolita de bronce (llamada "Bead Head", que puede ser de color bronce, cromada, negra o cobre) simplemente enhebrándola por la punta del anzuelo y llevándola justo hasta detrás del ojal. Es necesario seleccionar bolitas de tamaño adecuado, fundamentalmente que puedan pasar por la rebarba y curva del anzuelo. Luego de puesto el Bead Head, la mosca se ata de la manera habitual. El peso que dá la bolita adelante produce un movimiento muy atractivo de la cola del artificial, además de facilitar su hundimiento.

     Lead Eyes Woolly Bugger:

     Con el mismo objeto que en el anterior se colocan en éste un par de ojos de plomo, que se aseguran en la cabeza anudando con el hilo en forma de "ocho". Estos ojos de plomo vienen en diferentes tamaños y en dos colores: "plain" (color plomo) y cromados. Se pueden pintar con esmaltes para modelismo ("Humbrol" o similares), pero con el uso la pintura se sale rápidamente.

     Sparkle Woolly Bugger:

     En este lo que cambia es el cuerpo, que en lugar de chenille lleva dubbing, que se aplica de la manera descrita anteriormente.

     Egg Sucking Leech:

     Desarrollado para los salmones de Alaska, ha demostrado su eficacia en aguas argentinas. Quienes lo crearon lo llaman así porque, según afirman, imita a una sanguijuela ("leech") llevando un huevo de salmón en la boca (para comérselo). Más allá de esta hipótesis, que puede parecer (o ser) delirante, el hecho es que este "atractor" pesca muy bien. En realidad no es otra cosa que un Woolly Bugger común y corriente, con sus variantes de color, con el agegado de una cabeza, más o menos grande y redondeada, hecha de vernille o "Egg Yarn" de color rosa o naranja fluorescente.

     Hay otra mosca del mismo nombre, que la cito para evitar confusiones, que nada tienen que ver con un Woolly Bugger ya que se trata de algo así como una Rabbit con una cabez de vernille.