REFLEXIONES

Por Daniel  A. Camargo

¿Te gusta perder tiempo pescando?

     Muchos me han hecho esta pregunta alguna vez... algunos con sincera inquietud, otros con cierto sarcasmo e ironía... Demasiadas veces, respondí con un tajante "si, me gusta.", quizás tratando de eludir o evitarme el "trabajo" de explicarles.

     Pero lo cierto es que me he ido dando cuenta, cada vez más, que lo que yo siento cuando estoy pescando es algo tan hermoso que merece la pena ser explicado, corriendo el riesgo (quizás) de confirmar las teorías de algunas personas que opinan que la pesca es realmente una pérdida de tiempo..., pero a la vez siempre tengo la secreta esperanza de que con mi relato alguien quede "enganchado" y llegue a experimentar esta mezcla de emociones tan conmovedoras. Vaya entonces mi respuesta.

     Mi experiencia de pesca últimamente ha sido totalmente sustentado por la pesca de salmónidos... ¿porqué digo esto?, bueno, porque para entender mi historia hace falta conocer que este tipo de peces tienen una envidiable particularidad, que es la de vivir en lugares invariablemente hermosos y llenos de paz.

     Esos lugares son quizás el principal atractivo que la pesca ejerce sobre mí, esos lugares de increíble paz y quietud, donde uno realmente llega a sentirse SOLO. Es en esta soledad donde me he descubierto a mi mismo libre de mi bagaje de problemas y hostilidades; libre del ritmo febril de las ciudades y de la gente que vive en ellas; libre de la codicia y vanidad de los hombres..; es ahí donde me siento libre.

     En el río uno se vale por sí mismo, es el hombre y la Naturaleza, no el uno en contra del otro sino hermanados en una suerte de mística comunión. Porque en la Naturaleza uno ya no es un sujeto aislado del resto como sucede en nuestras ciudades, sino que es parte de Ella, y se rige por sus reglas.

     Cuando pesco disfruto de cada uno de mis sentidos: veo los maravillosos paisajes que me rodean, huelo el aroma húmedo de los campos al amanecer, oigo cada uno de los sonidos incluso los más tenues como los de mi corazón, palpo la brisa sobre mi cara y la lluvia en mis manos y saboreo el dulce sabor del momento en que por fin pica un pez.

     La pesca es además un deporte sumamente divertido, especialmente la modalidad "fly casting", donde uno está siempre intentando "vencer" al pez con todo su arsenal de cañas, líneas y moscas. Se convierte en un delicioso reto donde se miden nuestras habilidades como pescador con el instinto del pez (¿o será inteligencia?) que puede llegar a desafiarnos, y no son pocas las veces en las cuales gana. Pero nada ni nadie puede hacerme olvidar la carga de adrenalina y excitación que me produce un pique, el corazón me da un brinco y todo mi ser se apresta para la batalla.

     No pasa mucho hasta que tengo a mi "contendiente" en mis manos...e inevitablemente repito el rito de liberarlo al agua, no sin antes admirar sus bellas formas y colores.

     El tiempo no pasa cuando uno esta pescando, o mejor, pasa volando! Porque yo no me doy cuenta si han pasado una o diez horas, siempre me quedo con la sensación de que no fue suficiente...

     No pretendo que mis explicaciones y relatos justifiquen nada, solo pretendo transmitir a aquellos que me escuchen la infinita sensación de placer y paz que me produce la pesca...aunque más no sea por unas horas, hasta volver a la jungla...